La localidad se halla enclavada en el límite de las tierras bajo extremeñas con las de Córdoba, en las proximidades del río Zújar a la solana de la sierra del Casal, con las que se inician las del Pedroso. En su ámbito llegaron a existir hasta cinco castillos, de los que el más inmediato a la villa fue la Casa Fuerte de la Encomienda, según señala Ortiz de Tovar en el siglo XVIII.
El territorio fue ocupado por los cristianos a mediados del siglo XIII y quedó integrado en el priorato de Magacela de la Orden de Alcántara, configurando la encomienda de Peraleda.
En 1472 el comendador de ésta, Diego de Córdoba, solicitó al entonces Maestre alcantarino, Gómez de Cáceres y Solís, autorización para fundar un poblado en sus territorios; siéndole concedido el privilegio ese mismo año. Esta es, pues, la fecha del establecimiento de la localidad.
En la Carta de Fundación se determinaba que sus vecinos debían ser 75 (unos 300 habitantes) y no proceder de otros puntos pertenecientes a la Orden de Alcántara. Como estímulo para su asentamiento, los nuevos pobladores quedaban exentos de pagar pechos durante 10 años. En 1748 el lugar logró de Fernando VI la categoría de villa exenta.
Aunque con tendencia al crecimiento, el núcleo mantuvo tradicionalmente su pequeña entidad inicial; experimentando sucesivos altibajos en distintas épocas. Así, a mediados del s. XIX, un tercio de su centenar y medio de casas se encontraban vacías. Un cuarto de siglo más tarde permanecían habitadas tan solo 87, siendo su población en ese momento de 584 personas. Al finalizar el primer tercio de la presente centuria, la localidad alcanzó el censo máximo de su historia.
Junto con la iglesia parroquial de San Benito Abad, el edificio histórico más destacado de la población fue la Casa de la Encomienda. Ambos han desaparecido ya.
El templo parroquial originario, obra del siglo XVI, fue sustituido, tras su destrucción en la Guerra Civil de 1936, por otro de nueva planta, que tal vez constituye la última realización en su especie de la arquitectura clasicista realizada en la región. Se trata de edificio de gran cuerpo con fachada de severo diseño y espadaña de frontón partido como remate. Diversos cuerpos de variada volumetría y numerosos pináculos enriquecen el aspecto formal del conjunto. Al interior presenta planta de cruz griega de gran especialidad, con nave cubierta por cúpula central gallonada y cabecera también copulada.